Seguro que habéis escuchado a alguien de vuestro entorno decir que el pan engorda. ¿Qué pensáis vosotros?
El pan es un alimento que forma parte del grupo de los farináceos, alimentos ricos en hidratos de carbono de absorción lenta junto con el arroz, la pasta, las legumbres o las patatas. Gracias a esta característica y a su contenido en estos nutrientes, el pan proporciona energía a lo largo de todo el día. Además, se trata de un alimento básico de la Dieta Mediterránea, considerada mundialmente como un ejemplo de dieta saludable a seguir.
Propiedades del pan
A lo largo del día, en una dieta equilibrada, se recomienda que al menos el 50% de las calorías que se consuman procedan de los hidratos de carbono. En cada 100g de pan se encuentran entre 50 y 60 gramos de este nutriente, por tanto, podéis comer pan a diario, siempre y cuando tengáis en cuenta los demás alimentos que también contienen hidratos de carbono complejos y que ingiráis a lo largo del día.
El pan, a parte, también aporta proteínas de origen vegetal, fibra, vitaminas del grupo B, magnesio, potasio, fósforo y muy poca cantidad de grasa.
La cantidad de pan adecuada para cada persona dependerá, entre otros factores, del estilo de vida que lleva: si es una persona sedentaria o activa, si su puesto de trabajo es pausado o dinámico, etc. y, como hemos comentado, del resto de alimentos ricos en hidratos de carbono que incluya en su dieta diaria. El secreto está en el equilibrio, ¡todo en su justa medida!
Tipos de pan
Existe una amplia variedad de tipos de pan disponibles: de barra, de molde, de payés, de cereales, con pipas, con semillas, etc. pero sin duda, la mejor opción para cada día es escoger la variedad integral. Además, puesto que tiene un mayor contenido en fibra, respecto al pan blanco, resulta mucho más saciante, de modo que si escogéis este tipo de pan no tomaréis tanta cantidad del mismo ni del resto de alimentos, lo que puede contribuir a mantener o a disminuir el peso.
Así pues, siguiendo una dieta equilibrada y realizando ejercicio físico de forma regular, conseguiréis el balance necesario para mantener un peso adecuado. Si consumís un pan de calidad, acompañando al segundo plato, en forma de bocadillo (escoged alimentos que no sumen demasiadas calorías), como parte del desayuno, la media mañana o la merienda, recordad que la clave está en la cantidad, aunque de vez en cuando a todos nos gusta darnos un caprichito y rebañar la salsa del plato.
¿Continuáis pensando que el pan engorda?