Uno de los rituales sagrados en la cultura mediterránea es sentarse a la mesa un domingo, rodeados de familia, con el olor de fondo a paella o una buena carne, mientras se disfruta de una ensalada recién aliñada y se charla con unos y otros.
Esa costumbre tan nuestra, tan de esta parte del mundo, de celebrar la vida alrededor de una comida que no tiene prisa, es un patrimonio inmaterial que no requiere ni de grandes banquetes ni recetas complicadas.
Lo único que se necesita para que sea una jornada dominical perfecta es un plato de comida cualquiera bien acompañado y, claro está, gente con la que compartirlo.
El valor de lo sencillo
No hay nada como una comida familiar con sabor a tradición. Ese arroz al horno que solo sale los domingos, esas patatas que quedan crujientes por fuera y tiernas por dentro, el pan recién comprado… Y siempre, en un rincón de la mesa, una ensaladera grande, bien fresca, esperando su aliño.
La cocina mediterránea tiene esa magia. Es capaz de hacer que lo cotidiano se convierta en un ritual. No porque sea elaborada, sino porque se hace con cariño. Porque se cocina pensando en los demás.
Y aquí es donde entran los pequeños gestos que marcan la diferencia: un chorrito de aceite, una salsa que realza los sabores, un aliño inesperado que transforma una ensalada en el plato más comentado del día. Toques hechos con mimo pensando en el disfrute de los invitados.
Recetas mediterráneas caseras que no fallan
Para quienes buscan mantener viva esta tradición sin complicarse, aquí van algunas ideas de recetas mediterráneas caseras que pueden convertirse en tu nuevo plato estrella para los domingos:
1. Asado al horno con salsa argentina Choví
Un pollo entero o una bandeja de costillas con patatas y cebollas. A veces no se necesita más para conquistar las visitas.
Y si encima lo ensalzas con un toque de salsa argentina para asados de Choví, consigues un toque especiado y ligeramente ahumado que potencia el sabor de la carne, consigues un plato sabrosísimo sin esfuerzo.
2. Ensalada fresca con aliño de mostaza
Una ensalada de tomate, cebolla morada, aceitunas negras y queso fresco puede parecer de lo más cotidiano. Ahora bien, si en lugar del aliño de siempre apuestas por una cucharada de mostaza Choví, la cosa cambia al darle ese punto ácido y cremoso que hace que el conjunto gane fuerza, sin robarle protagonismo a los ingredientes frescos.
Un claro ejemplo de cómo un simple gesto redefine y sublima un clásico de la dieta mediterránea.
3. Patatas baby asadas con salsa barbacoa Choví
Otro recurso sencillo y resultón: unas patatas pequeñas asadas con piel, aromatizadas con romero o tomillo, servidas con un cuenco de salsa barbacoa Choví al centro. No necesitas más.
Crujientes, dulces, con un punto ahumado irresistible. Una elaboración perfecta como guarnición… o como plato estrella cuando no apetece cocinar de más.
4. Verduras al horno con salsa de tomate con jalapeños
Si hay algo que no suele faltar en una comida familiar con sabor mediterráneo, es una fuente de verduras asadas: calabacín, berenjena, pimiento rojo, cebolla…
Aunque ya de por sí son deliciosas, si las acompañas con un toque de salseo de Choví —por ejemplo, salsa de tomate con jalapeños— les das una vuelta inesperada: el dulzor del horno se equilibra con el picante y la acidez del dip para transformarse en un bocado redondo.
5. Pan tostado con guacamole picante Choví y huevo duro
Para abrir el apetito, nada como una tosta sencilla pero sabrosa. Pan tostado, una capa generosa de guacamole picante de Choví y unas rodajas de huevo duro. Fresco, equilibrado y lleno de color.
Una opción que funciona igual de bien como entrante, aperitivo o previa mientras se acaba de cocinar el plato principal.
Comer con calma: el verdadero ritual
Más allá del menú, lo que realmente convierte una comida de domingo en algo especial es el ritual compartido.
Preparar la mesa con mimo. Servir sin prisas. Contar anécdotas. Dejar que el tiempo pase. Que haya sobremesa, café y risas. Que los niños pidan pan para mojar. Que alguien repita, aunque ya esté lleno.
Porque ahí está la esencia del bienestar al comer: no en contar calorías ni en buscar la perfección, sino en disfrutar del momento. En convertir lo cotidiano en un pequeño homenaje. En sentir que el domingo sabe distinto… aunque los ingredientes sean los mismos de siempre.
Y en ese ritual, el salseo de Choví puede ser ese hilo conductor que da sabor, une bocados y genera conversación. Porque cuando un plato se convierte en excusa para estar juntos, el sabor se multiplica.
Porque los domingos no están para complicarse, sino para saborearse. Y con las salsas Choví, conseguir comidas repletas de sabor es mucho más fácil.


